miércoles, marzo 29, 2006

Reencuentro

Bruno Marcos
El primer síntoma de que aquello me dolía es que no quería escribir esta hoja del diario. El encuentro fue tan triste que no podía hacer un texto simpático.
Como quien interroga a una novia antigua, después de mucho tiempo, hasta que ella reconoce que le gustabas mucho, así me acerqué yo al Sputnik aceptando su invitación.
Él estaba muy bien, muy contento, muy optimista, pero, cuando vio que me interesaba por lo que le había pasado durante todo este tiempo, me dijo, muy gráficamente, que había estado por el suelo, en la trinchera, en el suelo de la trinchera, fatal, pero que él, desde ahí abajo, sale con más fuerza. Resistir es su consigna.
Me contó de todo, laberintos de las cien mil exposiciones que ha hecho, de performances, contraperformances, revistas escritas, habladas y cantadas, y, al fin, salió lo de que ya lleva quince años. Le respondí que es la mejor galería del mundo y que, en Nueva York, se me acercó V y me susurró que le había extrañado muchísimo no verle en la inauguración del Ovni, que si alguien se merecía estar allí era él y que yo le había contestado que pensaba exactamente lo mismo, que, te gustase o no lo que el Sputnik puso en órbita, el Sputnik es historia, nuestra historia, y el Ovni, lo quiera o no, ha aterrizado aquí.
En un descuido inspeccioné visualmente las estanterías de su despacho. Había, cada poco, entre libros, un archivador de cartón blanco con el nombre de un artista. No encontraba el mío, ¿acaso habría desaparecido? Miré más concienzudamente y allí estaba, en la repisa más alta, en el rincón más inaccesible, de su puño y letra, escrito Bruno Marcos; como si, en el repleto desván que es su cabeza, en el que, de vez en cuando, todo se pone patas arriba, hubiera quedado un pequeño resquicio de recuerdo para mí que le impidió tirarlo.
En cosa de segundos me ofreció de todo: un viaje para restaurar la escultura, una comida –paga el Sputnik- para hablar de mi artículo sobre el Ovni y una exposición en 2007.
Salí muy triste aunque pareciese lo contrario, pese a que los dos estuviéramos bien, felices. Yo le repetía que era más partidario de la decadencia, de dejarlo todo caer y él se resistía, pero, en realidad, él era el nostálgico pues quería traer el pasado al presente, hacerlo real otra vez.

-No lo he olvidado, -añadió ya en la puerta- una vez, ya tarde, nos quedamos solos los tres, tú, ella y yo, y, ¿te acuerdas?, de forma natural, sin más, salió que volviéramos a hacerlo, como entonces, repetir el pasado...
-Pero –dije yo- ahora todo es distinto.

Por un instante pasó por mi mente aquel verano mientras construíamos la escultura. Cuando concluyó se dio la coincidencia de que empezaron las fiestas de la población cercana. Anduvimos toda lo noche por esa fiesta y, en un momento dado, entramos en un local y, sin saber por qué, nos llovió champán, como si de un bautizo pagano se tratara.
Cada cosa que se le ocurría tenía que pasar por la galería, cuando lo único que tenía que haber dicho era: “Somos dos amigos, aunque no expongas aquí, ven a verme.”

5 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Recuerdo como la melancolía que ahora te provoca aquella época fue ira contenida. Regresando de una ciudad hermana a la de tu huida, mientras se hacía de noche, hablaste de el satélite ruso. El sardónico tono de tu voz se tiñó por un momento de rabia. Quizás ya sabías que escapabas del arte a la vida, y hubo quien no lo entendió.

marzo 30, 2006 10:28 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

tienes razón Loli, Bruno no se da cuenta de que lo que ahora es objeto de su nostalgia le pareció en su día totalmente deleznable...

marzo 30, 2006 4:53 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Me ha comentado un infiltrado del Ovni que este fin de semana va haber una reunión clandestina de un grupo de artistas resabiados de la ufología;estaremos ante una nueva conjura de los necios?abes algo de este tema?

marzo 31, 2006 10:01 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

retírate ahora del efímero mundo orbital antes que la decadencia te escoja para su festín.No es un consejo es una premonición

marzo 31, 2006 10:08 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

No te preocupes de los enemigos, son los amigos los que acabarán contigo

marzo 31, 2006 10:13 a. m.  

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